La Dra. Amanda Céspedes se incorpora en el año 1969, siendo estudiante de primer año de medicina, al equipo de investigación en Psiquiatría Experimental de la Universidad de Chile liderado por el Profesor Dr. Mario Palestini, donde se forma en los ámbitos de neurobiología experimental aplicada al estudio del ciclo sueño vigilia y epilepsia y en electroencefalografía clínica durante 5 años. Una vez recibida, realiza una beca en neurología infantil en el hospital Roberto del Río bajo la tutoría del Dr. Alejandro Manterola (1974), y a continuación una beca de formación académica en psiquiatría infantojuvenil en la sede sur de la Universidad de Chile (1974-1977). El año 1978 se incorpora como psiquiatra infantil al Servicio de Neurología y Psiquiatría Infantil del Hospital Luis Calvo Mackenna y como profesor adjunto a la Facultad de Educación y a la Escuela de Psicología de la Universidad Católica de Chile. Entre los años 1980 y 1981 realiza estudios de post grado en neuropsiquiatría infantil y neuropsicología clínica infantil en la Universita degli Studi de Turín, Italia, con sede en el Ospedale Regina Margherita. A su regreso a Chile renuncia a su cargo en el hospital y se reincorpora a la Universidad Católica como docente en Educación y en Psicología. Hasta el año 1990 trabaja como psiquiatra infantil en CENDYRA, institución dedicada al diagnóstico y rehabilitación del autismo infantil al alero de la Iglesia Ortodoxa Griega. Durante la década de los Noventa se aboca con creciente entusiasmo al trabajo en educación, incorporándose al directorio del Colegio Pablo de Tarso con el objetivo de llevar a la práctica sus planteamientos sustentados en el modelo de neurociencias aplicadas, un ámbito que recién comenzaba a desarrollarse en el mundo occidental.
A la fecha, la Dra. Amanda Céspedes suma ya 3 décadas desarrollando dicho modelo, centrado en las perspectivas que abre el conocimiento del cerebro en desarrollo a las mejoras en la educación integral del niño. Su primer libro, “Cerebro, Inteligencia y Emoción: Neurociencias Aplicadas a la Educación Permanente” (2007), es también el primer testimonio de sus reflexiones y de su interés por la educación integral del niño.
Desde el año 2009 es invitada anualmente como ponente a los congresos internacionales de neurociencias y aprendizaje organizados por la escuela de post grado de la Universidad de Chile. Ha sido invitada en dos ocasiones por la conferencia mundial del Diploma Bachillerato Internacional a dictar un curso sobre neurociencias aplicadas a la educación y ha participado en varias ocasiones en los paneles de expertos que han asesorado al MINEDUC en la elaboración del Currículo para Educación Parvularia. En las últimas décadas es invitada permanente por entidades educacionales de Latinoamérica tanto en roles de asesoría como conferencista en encuentros internacionales.
Es nominada por El Mercurio como una de las 100 mujeres destacadas de la década 2000-2010. El año 2010 es candidata a Mujer Terra en Arte y Cultura. En febrero 2012 asiste a Cuba como invitada y ponente a la Convención Mundial de Académicos e Investigadores Universitarios, y recibe el Premio Mundial Eureka por su libro “Educar las Emociones, Educar para la vida”. El año 2015 es nominada al Premio Nacional de Educación, y a fines del año 2019 recibirá el importante premio MCA, cuyo objetivo es hacer aportes concretos a la sociedad en los temas de crecimiento, bienestar y desarrollo humano.
La Fundación Educacional Amanda es la concreción de un gran sueño y también es la culminación de un camino y el inicio de un nuevo ciclo. Amanda creció en un hogar de profesoras normalistas, carentes de todo bien material pero ricas en ideales y fuertes en una convicción: que solo la educación puede hacer libres a los seres humanos. Amanda ha hecho suyos esos ideales; cree firmemente en que el conocimiento acerca del desarrollo del cerebro humano -en cuyo proceso se imbrica la biología, la mano del ambiente y el soplo de Dios- ha llegado para cambiar el destino de los niños, para liberar a los maestros del desprecio social al que han sido confinados en las últimas décadas y para ayudar a construir un mundo de paz.