
Alrededor del 60% del presupuesto 2024 para educación se destinará a financiar la gratuidad en educación superior, lo que significa que la primera infancia sufrirá un significativo recorte presupuestario.
Sorprende este dato considerando que la evidencia científica acerca de la importancia de enriquecer el desarrollo los primeros 5 años de la vida es cada vez más contundente; hoy sabemos que el encéfalo de un párvulo posee un potencial de desarrollo que no volverá a repetirse más adelante. Al nacer, ese encéfalo trae un contingente neuronal 3 veces mayor al que tendrá a partir de los 15 años, conformado en parte por redes neuronales prenatales listas para ser enriquecidas por el ambiente, en la medida que éste sea intelectual, social y emocionalmente nutricio, mientras que millones de neuronas se conectarán desde el momento mismo del nacimiento en respuesta a las experiencias que ese niño vivirá en su nicho de desarrollo.
Desafortunadamente, la multivulnerabilidad en la cual nacen y crecen tantos niños en el Chile de hoy no garantiza que el hogar provea estímulos integralmente enriquecedores ni asegura la protección integral de los niños, en especial su derecho a ser amados y protegidos.
La educación de párvulos en sus variadas modalidades es el único recurso para cautelar, promover, enriquecer y potenciar el pleno florecimiento de cada niño desde la sala cuna en adelante, y Chile es pionero en la región en ofrecer respuestas precisas a la multiplicidad de requerimientos de atención al párvulo. La educación de párvulos no fue creada “para cuidar” a los más pequeños. Es, por el contrario, el único bastión efectivo –junto a las abuelas– para cambiar el destino de los niños.
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S1405-10792018000200309&script=sci_arttext